El Gobierno tiene su teoría respecto al aumento de la violencia de las bandas criminales en Ecuador. Si bien, la incautación de droga ha aumentado en los dos últimos años, expertos cuestionan que esa sea la única explicación para el repunte de otros delitos.
El encargado de posicionar esta teoría fue el exsecretario de Seguridad, Diego Ordóñez. Planteó que, ante el nivel de incautación de estupefacientes, las bandas migran a otro tipo de delitos para sostener su operación.
Ese mismo discurso lo ha replicado el presidente, Guillermo Lasso. En su entrevista con CNN, transmitida el domingo 16 de abril, Lasso dijo: “No tienen droga qué comerciar. Su capacidad delictiva la mutan hacia la extorsión, el chantaje e intentos de secuestro y muertes violentas. Son peleas entre los grupos delincuenciales organizados”.
¿Qué dicen las cifras?
De acuerdo con la Dirección Nacional de Investigación Antidrogas, el 2021 fue el año en el que más kilogramos de droga fueron incautados. Se registró la aprehensión de 210 181 kilogramos de estupefacientes. En el 2020 fueron 128 432 kilogramos y en el 2019 se reportó 79 529 kilogramos.
De acuerdo con la Policía, el informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) ubicó al Ecuador en el 2020 como el tercer país de la Región con más incautación de droga.
Además, ese mismo informe señala que es uno de los principales países de tránsito para el tráfico de drogas en la región, especialmente para el envío de cocaína hacia Estados Unidos y Europa.
Una explicación que no alcanza
Luis Córdova, director del programa Orden, Conflicto y Violencia de la Universidad Central y Carolina Andrade, experta en temas de seguridad, coinciden en que el aumento de la incautación guarda relación con el aumento en la producción de droga.
Pero, el crecimiento de otro tipo de delitos, no es necesariamente causa de aquello. Córdova dice que el crimen organizado funciona como una red. Los grupos delictivos intentan ser parte de ella diversificando sus servicios.
Para esto recurren a la violencia y amenazas. Así se configura la existencia de zonas en las que estas bandas ya dictan la forma de comportamiento de la sociedad.